En un apasionante partido de Euroliga que desafió toda explicación, el Real Madrid logró arrebatar la victoria a las fauces de la derrota en los dos últimos minutos de juego en Kaunas. El extraordinario final del partido incluyó una canasta histórica que quedó grabada en la historia de la Euroliga. Este final inesperado reflejó toda la saga de la “era blanca”, concluyéndola de manera gloriosa. Profundicemos en los inolvidables acontecimientos que ocurrieron durante esos electrizantes dos minutos.
El punto de inflexión
A falta de dos minutos para el final, el Real Madrid perdía al Olympiacos por 78-72 tras una canasta fundamental de Isaiah Canaan. Parecía como si la victoria se les hubiera escapado de las manos, pero los giros más dramáticos aún estaban por ocurrir.
Las hazañas de Sergio Rodríguez
Sergio Rodríguez surgió como el catalizador del milagroso cambio de rumbo del Real Madrid. En cuestión de segundos, ejecutó una jugada que cambió el juego y anotó un triple que redujo la ventaja del Olympiacos a un simple punto, poniendo el marcador 78-77 con 46 segundos en el reloj. El impulso empezó a inclinarse a favor del Madrid, preparando el terreno para un final inolvidable.
La redención de Llull
Hasta ese momento, Llull había estado notablemente tranquilo, sin aportar nada al marcador. Sin embargo, cuando más importaba, lanzó un disparo que quedaría grabado para siempre en la historia de la Euroliga. La canasta perfectamente arqueada de Llull, aparentemente besada por los dioses del baloncesto, descendió con gracia a través de la red, dando al Real Madrid una sorprendente ventaja de 79-78 con sólo tres segundos para el final. Fue un momento crucial que desafió lo creíble, reescribiendo el guión del juego y la propia era de la Euroliga.
Los momentos finales
Mientras el reloj avanzaba, el Olympiacos tuvo una última oportunidad. Estaba en manos de Kostas Sloukas, quien, bajo una inmensa presión, intentó conseguir la victoria para su equipo. Desafortunadamente para el Olympiacos, el disparo no dio en el blanco y así se acabó el partido. El Real Madrid había conseguido una victoria histórica, marcando el final de una era y solidificando su lugar en la historia de la Euroliga.
Un testamento a la belleza del baloncesto
Todo el partido que condujo a esta impresionante conclusión había sido una montaña rusa de competencia. La impresionante actuación de Vezenkov con 29 puntos para el Olympiacos y sus 36 intentos de tres puntos demostraron la imprevisibilidad del juego. La defensa en zona estratégica del Real Madrid y la destacada actuación de Mario Hezonja en el segundo cuarto aumentaron la intriga. El Olympiacos había disfrutado de una ventaja de 12 puntos en un momento dado, neutralizando con éxito el impacto de Tavares. Sin embargo, todos estos acontecimientos fueron meros preludios de un final sorprendente, marcado por la brillantez de Sergio Rodríguez y la redención de Llull.
Conclusión
Los extraordinarios acontecimientos de esos dos últimos minutos en Kaunas quedarán grabados para siempre en los anales de la historia de la Euroliga. La notable remontada del Real Madrid, liderada por Sergio Rodríguez y sellada con el icónico disparo de Llull, sirve como testimonio de la emocionante imprevisibilidad del baloncesto. Fue un momento histórico, que puso de relieve la magia que se puede desarrollar dentro de este deporte único, capaz de reescribir destinos y crear leyendas en sólo cuestión de minutos.