Valencia gastó más de $10 millones en incorporaciones de verano, $5 de los cuales fueron para Cenk, quien se convirtió en el héroe involuntario al anotar un gol en propia meta que resultó ser el gol de la victoria. El Deportivo Alavés recibe los tres puntos pese a ganar en casa y tropezar, mereciendo más, fuera de casa. Además, jugadores recién llegados a Vitoria, como Hagi, Lex Sola o el talentoso Samu Omorodion físicamente, debutaron en Mendizorroza gracias al juego.
La primera parte fue terrible para el equipo. Hugo Duro en el 25 y Almeida en el 38 realizaron las únicas aproximaciones que entrañaban cierto riesgo. Luis Rioja recibió un penalti después de que Mamardashvili no pudiera liberar a un defensor, lo que fue un comienzo estúpido. Lo lanzó Kike García y lo paró el georgiano. Aunque el portero volvió a anticipar las intenciones del delantero manchego, el VAR obligó a repetirlo por una invasión del área. La tarde del exjugador de Osasuna se acabó después de que ideara un disparo y se estrellara en el palo en el minuto 40. De hecho, intervino indirectamente en el gol del Alavés en el minuto siete. Aunque García paseaba por el área, el gol de Cenk era suyo. La primera parte fue una completa pesadilla para Diakhaby y el goleador. Omitieron hacer uno.
Mosquera, Amallah y Fran Pérez entraron en calor tras estar ya en reposo. A Baraja no le gustó su forma de moverse y cazar al perro, pero no le quedó otra opción. Gayà y Pepelu fueron los únicos que realmente hicieron fútbol. El Alavés se fue retirando poco a poco mientras el Valencia apretaba dándole oportunidades, pero entonces apareció un Sivera descomunal. Diego López fue el más evidente, pero incluso después de realizar un importante movimiento para acomodar el balón, sobreexpresó sus intenciones. Guridi y Kike García también disfrutaron de lo suyo, pero el marcador dejó de moverse. El delantero manchego pidió disculpas al público antes de abandonar el campo por su falta de goles suplementarios. A cambio, recibió un abrazo y un beso de García Plaza. No es de extrañar que las gradas se calentaran.